Efímera Escritura

Esta tarde mis brazos me abrazan, esos brazos ya no se ven fuertes para hacerlo, o será que estoy dejándolos ir. Esta noche me veo a través de mis ojos, aquella mirada parece furtiva, o será que estoy dejándola ir. Esta mañana mis besos se aferran a mis labios, esos otros labios lucen cansados, o será que estoy dejándolos ir. Esta noche mis piernas entrelazan mi alma, aquella alma se desvanece a mi contacto, o será que estoy dejándola ir. Esta tarde esas manos y las mías no se entrecruzan, aquellos dedos esquivan los míos, los míos los olvidan, o será que nos estamos dejando ir.

Tengo miedo de comenzar a escribir, de las ganas locas que tengo de no parar de teclear, no quiero afrontar lo que se me viene, esa marea de sentimientos, de decisiones tomadas, de alejamientos, de soledad. Tengo pena de liberar mis manos para la poesía, tristeza porque todo este tiempo solo las tuve atadas, aferradas a la idea de la perfección (ficticia, inalcanzable). Tengo ganas de llorar a mares -de una vez-, cansarme y volver a empezar, ganas de ser quien quiero ser y no quien debo, de liberarme del desgano que significa la estabilidad. Tengo sueños de libertad, plenitud, imperfección, lucha y de más sueños, dormida me despierto y vivo lo que no me atrevo, sueño con abrir estos ojos tapeados con el cemento del orgullo, del amor furtivo y de la ilusión. Sin querer estoy escribiendo. Quizá es lo que más quiero, y tal vez escribiendo descubra lo que realmente quiero. Buenas noches, otra vez.